Uno de los modelos de menor eslora de la línea  Zaffiro de Cranchi, es también de los que ofrecen un mayor volumen en sus diferentes espacios respecto a su eslora total.

 

El último modelo incorporado a la gama de embarcaciones del astillero italiano Cranchi, forma parte de la línea Master Cruiser, en la que muestra una clara diferencia de trazos respecto a los modelos anteriores, con un reparto de espacios que acentúa el concepto de crucero familiar, a pesar de utilizar la denominación Zaffiro, más enfocada hacia el Daycruiser más polivalente

No cabe duda que el espíritu de innovación forma parte intrínseca del proyecto de Cranchi desde sus inicios, apostando constantemente por el desarrollo de las más avanzadas tecnologías, para ofrecer el mejor producto a sus clientes.

Para continuar sobre estas premisas, además de las nuevas instalaciones, que amplían las ya existentes, Cranchi ha invertido en la adopción de la última maquinaria de diseño y construcción y en unas naves con un control total de las condiciones atmosféricas, para asegurar la máxima calidad y resistencia en sus embarcaciones.

El prestigio de este astillero italiano de gran presencia en el mercado mundial, viene avalado también por la elección de productos de primera calidad para sus líneas de producción, como demuestra el uso, desde hace años, de refuerzos de Kevlar en su estructura interior, para acentuar la resistencia y ligereza del conjunto.

 

El diseño de la nueva Zafiro 29 responde al de un crucero de cubierta open de aspecto muy compacto y notable francobordo, en el que buena parte de su eslora total se debe a una generosa plataforma de baño adosada, dotada de escalera plegable cubierta por una tapa.

El parabrisas que protege la bañera cuenta con una buena inclinación, igual que el arco moldeado de la parte media, encargado de soportar las toldillas plegables que permiten cerrar todo este espacio.

En la cubierta de proa se forma un solarium acolchado junto a un cofre de fondeo, sin tapa y con molinete exterior. Desde esta zona se alcanza la popa mediante unos pasillos de tamaño correcto que rodean el parabrisas.

 

La bañera ha quedado bastante grande, distribuyéndose en popa mediante un comedor exterior formado por un sofá en forma de U y una mesa que se puede abatir para crear un segundo solarium. Toda esta sección, además, se forma sobre la gran tapa de acceso a la cámara de motores, de accionamiento eléctrico.

La zona delantera comprende en babor un mueble-bar con fregadero y armario que forma parte de un solarium individual inclinado, mientras que en la banda contraria se ubica el puesto de gobierno, con un asiento doble de dos bases practicables, enfrentado a una consola de diseño típico Cranchi, en el que la pantalla del plotter debería tener algo menos de inclinación, para mejorar su visión.

A destacar también la original posición de una estructura portacartas, situada en el perfil superior de la puerta de acceso a la cabina, que es de persiana de aluminio.

 

A pesar de no contar con un número elevado de escotillas, lo cierto es que se ha conseguido una luminosidad interior correcta, en un espacio en el que se ha aprovechado todo el espacio disponible, con una decoración agradable basada en tonos crema.

En proa destaca el comedor, con un asiento en forma de V y una mesa que, en caso de necesidad, se puede abatir para crear una cama doble auxiliar.

La zona central se ocupa mediante una cocina completa, con escotilla de ventilación directa a la bañera y un aseo independiente con ducha en la banda contraria.

En cuanto a la popa, bajo la bañera ofrece una cama doble transversal, totalmente abierta y dotada de escotilla de ventilación.

 

El astillero propone cuatro posibilidades de motorización, dos en diesel y dos en gasolina, siendo esta última la elegida para la prueba en su versión más potente con este combustible, con dos Volvo de 225 hp cada uno.

Es interesante señalar la capacidad de esta embarcación de mantener un adecuado equilibrio con una potencia elevada, teniendo en cuenta que su eslora de casco se sitúa sobre los 7,50 metros, permitiéndonos alcanzar una velocidad máxima de 38 nudos en unas condiciones de mar plano y con tres personas a bordo.

El diseño de carena ofreció unas reacciones bastante ágiles, con un importante poder de aceleración y facilidad para evolucionar en los giros, sobre todo a un régimen de crucero entre 21 y 24 nudos, que es donde mejor se moverá para un programa de daycruiser convencional.

 

 

Es destacable el detalle de que la nueva Zafiro 29 se haya desarrollado para presentar batalla en el goloso sector de los cruceros de 8 metros, que tanto éxito han tenido siempre en el mercado español, pero sin jugar con las mismas reglas que el resto de marcas, que han optado por aumentar la eslora de homologación hasta ese límite para adoptar embarcaciones mayores, cuando Cranchi sigue apostando por la antigua eslora fiscal de 7,50 metros, convenientemente alargada. A pesar de ello se ha conseguido una embarcación de buen volumen, con una bañera bien distribuida y un gran aprovechamiento bajo cubierta, que le permite pelear con garantías con un crucero en el que se combina adecuadamente el espíritu familiar con unas prestaciones bastante destacadas.