Remotorizar es volver a empezar

01 Dic 2020

Remotorizar es volver a empezar

Listado en CONSEJOS PRACTICOS

 

Cambiar el motor de nuestra embarcación al cabo de unos cuantos años es una opción muy interesante para mejorar no solo los rendimientos y el confort, sino también para disponer de múltiples ventajas, con un aumento de la seguridad y reducción de consumos.

 

En el caso de que seamos propietarios de una embarcación con unos cuantos años a bordo, es normal que los diferentes elementos que la componen, desde la estructura o mobiliario hasta el motor y equipamiento, sufran un desgaste por uso o simple deterioro propio de los materiales y el paso de los años.
Uno de los puntos más importantes en este caso es el estado del motor que, dependiendo de su mantenimiento, de su forma de uso o de sus horas de funcionamiento, puede  sufrir un deterioro importante de sus componentes que afecte severamente a su integridad, hasta el punto que sea inviable su utilización.

 

Las opciones son determinantes
Todos los motores tienen unas horas óptimas de vida útil, que los diferentes fabricantes sitúan en varias miles de horas, antes de lo que denominan el “Punto de cremación”. Este punto consiste en el momento en que el número de reparaciones y su coste dejan de compensar el mantener funcionando ese motor, que pasará el año de taller en taller con un coste final importante.


Una de las opciones que podemos elegir para seguir navegando sin problemas puede ser el realizar al motor un “Reacondicionado”, consistente en una restauración profunda que puede incluir desde sus diversos componentes hasta el rectificado del mismo bloque. Este tipo de reparación puede tener un coste importante, aunque siempre menor que un motor nuevo y debería asegurar unos cuantos años más de uso. Sin embargo, ese arreglo nos impedirá acceder a los avances tecnológicos de la nueva generación de motores, mucho más eficientes en la mayoría de aspectos.


La remotorización
Si tenemos la posibilidad de asumir el coste de un nuevo motor, disfrutaremos de múltiples beneficios respecto a mantener nuestro antiguo propulsor, como puede ser la revalorización del precio de la embarcación en el caso de una posterior venta. Tendremos en este caso que ese valor añadido no nos permitirá recuperar el coste completo de la inversión realizada, pero a cambio nos proporcionará mayores satisfacciones y beneficios en navegación respecto a un motor viejo restaurado.


El montaje de un nuevo motor ofrece el acceso a nuevas tecnologías, que suponen de entrada una significativa reducción de consumos y emisiones, además de mejora en los rendimientos en motores similares de diferentes años. Además, un nuevo motor supondrá mayor seguridad y fiabilidad, mayor confort, una disminución del impacto ambiental y, actualmente, la posibilidad de integrar muchas de sus funciones en la nueva generación de complementos electrónicos de navegación, para mejorar la experiencia a bordo.

 

Los gastos complementarios
La propuesta de cambiar los motores de a bordo para disfrutar de una embarcación prácticamente nueva no dependerá únicamente de que tengamos la capacidad de comprar motores nuevos, puesto que supondrá cambiar seguramente muchos componentes necesarios que en algún momento pueden llegar a afectar a su perfecta adaptación.
Es evidente que la remotorización de una embarcación con fuerabordas es una tarea mucho más sencilla que con el resto de propulsores, pero también puede suponer importantes cambios en sus complementos, puesto que no es solo desmontarlos del espejo de popa y atornillar unos nuevos en su lugar.


Cambiar un fueraborda nos obligará a comprobar que la embarcación esté homologada para la potencia elegida o que soporte el peso del nuevo motor si es superior al antiguo. En este caso es posible tener que introducir refuerzos en el espejo o modificaciones de altura, entre otros detalles. 
También tendremos que cambiar seguramente el cableado, eléctrico o mecánico y posiblemente la dirección, extrayendo previamente el antiguo, además de la electrónica de gestión y los mandos del gas, sin olvidar la tubería de la toma de combustible, que es mejor aprovechar para renovar a la vez e incluso elegir una nueva hélice más adecuada. Todo ello supondrá una serie de horas de trabajo, que deberíamos presupuestar previamente si nos ponemos en manos de un taller especializado.


En el caso de un motor interior el sobrecoste que supone su instalación y complementos puede ser mucho mayor, al añadir todos los elementos propios de la cámara de motor que no podamos aprovechar, desde el aislamiento hasta los escapes, sin olvidar la variación de las bancadas de los motores o las transmisiones.

 

Nuestra recomendación
El cambio de nuestros viejos motores por unos nuevos puede resultar una mejora muy significativa, en términos de prestaciones, consumos, seguridad y confort. Si además lo acompañamos con un ligero o profundo refit de la embarcación, simplemente cambiado tapizados y accesorios o pulimentando casco y cubierta, podemos disfrutar de las mismas sensaciones que si acabáramos de estrenar nuestro barco y disfrutarlo durante muchos años más.


El cambio de motores puede ser a menudo más complicado de lo que pueda parecer, por lo que si no tenemos práctica con la mecánica, recomendamos encargar las tareas a un taller oficial de confianza, que nos puede dar una garantía de instalación.
Si el cambio de motor supone el cambio de marca, es mejor elegir aquella que tenga un taller oficial de total garantía en nuestro puerto habitual o lo más cercano posible, para evitar sobrecostes de desplazamiento en los trabajos que se deban realizar.


El mejor momento para programar el cambio de un motor es hacerlo después de la temporada de navegación, durante el invierno, que es cuando los talleres no están saturados de trabajo y les da más tiempo para solucionar los problemas que pudieran darse.
Finalmente, antes de encargar el trabajo al taller debemos solicitar un presupuesto de todo el proceso, preferiblemente cerrado, incluyendo también las posibles exenciones o recargos. *Rex

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